Atónitos Editorial
Logo de Atónitos

Librería Luces con Territorio líquido

Otro lleno increíble durante la presentación de Territorio líquido. Relatos de la incertidumbre en la librería Luces nos confirma la buena salud y el interés que despierta este libro de relatos. Durante la charla, intervinieron tres de los autores de Territorio líquido. Relatos de la incertidumbre.

Galería: Territorio líquido. Relatos de la incertidumbre en librería Luces

Fotografías de Isabella Martina

Blanca Lara agradeció a Rafa Caumel el haber sacado adelante este libro. También a sus compañeros y a Lola Lorente, quien también colabora con la editorial y ha participado en el proyecto. A continuación dijo:

Me extendería en más elogios de los cuentos y sus autores, pero creo que es más sencillo que los leáis, y que los vayáis conociendo.
Soy más lectora que escritora. En mi “biografía literaria” de lectora compulsiva hay muchísima novela y mucho teatro, más que relato corto, que he empezado a descubrir ahora. Por mi formación, he leído muchos autores de lengua inglesa. Recuerdo leer mucho cuento de hadas de niña, mitología, y andando el tiempo, clásicos españoles e ingleses. Me enamoré de la novela victoriana, y de la tradición fantástica, donde El Señor de los Anillos de Tolkien destaca en especial.
Títulos de obras y autores que recuerdo como excelentes son: David Copperfield, Hard Times, Great Expectations, de Dickens; toda Jane Austen, todo Shakespeare, todo Oscar Wilde, las novelas de las hermanas Brontë, en especial Jane Eyre, Thomas Hardy, Virginia Woolf, F. Scott Fitzgerald. En lengua española: Bécquer, Valle-Inclán, Borges, Cortázar, García Márquez. Y en cuento corto, estoy pasándomelo genial con autores de hoy, como Bernardo Atxaga, Eloy Tizón, Miguel Ángel Zapata y Félix J. Palma.
Para mí escribir es un arte difícil, que exige disciplina, y que se puede aprender. Ser escritor es una profesión digna y hermosa, que hace feliz a la gente. Otros lo verán como una vocación, una manera de estar en el mundo, una necesidad, como respirar. No es mi caso concreto –más bien, yo no lo necesito de esa manera, al menos necesito más leer–, pero siempre habrá contadores de historias. Es como cantar, bailar o expresarse plásticamente: inherente a la especie. La estirpe de los abuelos y padres que contaban cuentos a sus retoños para entretenerles, del chamán que enseñaba a su tribu, de Shahrazad (Sherezade), que contaba para salvar la vida, pervive hoy. De muchas formas, y en muchos medios: no solo la letra impresa, también está el cine, los videojuegos, y las posibilidades de las tecnologías móviles.
Pero la base, siempre, es una buena historia. Personajes, conflicto, desenlace. El tener al otro preguntándose ¿qué pasó? ¿Y al final?
Aunque soy de letras, ahí van algunos números sobre el libro:
Tiene 61 relatos, de 19 autores, 10 mujeres, y 9 hombres. Y el prólogo de Rafa, que es el otro varón para hacer de este volumen un libro políticamente correcto en cuanto a representación de sexos.
Yo lo devoré en pocas horas, el mismo día que lo recibí en mis manos, a la vuelta de navidad. Es un libro ágil de leer… Pero vale la pena releerlo. Yo lo he degustado y paladeado como un buen chocolate a la taza –por “la inocencia sonriente” que destila, recordando las palabras de Kakuzo Okakura, un sabio japonés que murió a principios del siglo XX, que escribe en su Libro del té:“El té carece de la arrogancia del vino, del individualismo consciente del café, de la inocencia sonriente del cacao”. Leer estos relatos es como estar a gusto con una manta y tomarte un chocolate calentito, acompañado de historias que te maravillan, te hacen reír, te hacen pensar. Gracias al exquisito cuidado de la editorial, la lectura fluye y podemos disfrutar de unos cuentos muy variados, por ejemplo, en cuanto a temática. He contado las siguientes:

  • fantástica, 8 cuentos
  • desamor, 8
  • amor, 7
  • familia, 6
  • erótico, 4
  • negra, 5
  • humor, 3
  • crítica social, 3
  • otros, más difíciles de clasificar, desde el terror a la evocación, la poesía…, 18

Microrrelatos hay 25 de 61, aunque en general todos son cuentos breves: el más largo tiene 4 páginas.
Hay un estilo fresco, ágil, y se percibe, diría que en todos los relatos, una voz cercana, que te habla bajito, de manera íntima.
Hay frases muy bellas, estas son algunas de mis favoritas: “Ella no estaba y la noche intentaba entrar por la ventana” (Fernando), “aves que acuden al supermercado del despojo” (Miguel Ángel), “hercúlea estampa con mis calzoncillos blancos de elástico pasado” (Fran), “Huele a ginebra y a madera, a tabaco, a desesperación y a intelectualidad. A amor, a mucho amor. A soledad también” (Marga),”mientras fuma, contempla el horizonte salpimentado de olivos y de esbeltas columnas de humo de la quema del ramón; le parece que los olivos son sitiados por sus propios retoños amputados” (Javier), “Te vas a reír, pero un general de la dinastía Joseon deambula a mi alrededor a inciertas horas del día o de la noche” (Carmen).
Seguro que cuando lo leáis encontraréis muchas más. Como los cuentos son breves, la lectura no se hace pesada en ningún momento.

Y terminó su intervención inspirándose en la portada de la obra:

Estamos ante un libro para los buscadores de oasis, que nos unimos a esta caravana de la literatura, intentando surcar las arenas de este territorio apasionante, la vida.

Fernando García de la Cruz añadió el toque de humor al encuentro con algunos símiles taurinos a partir del color albero de la cubierta de Territorio líquido, y agradeció a sus compañeros de libro y a los asistentes la grata compañía durante la presentación.

Lola Lorente, tras agradecer a los asistentes su presencia, dijo:

No soy un caso original, comencé a hilar palabras aquí y allí, y tuve la suerte de encontrar a una persona que, además de una persona, es todo un lugar. A menudo bromeamos, por lo bonito que es Paréntesis, y le llamamos palacete… bien pensado es un palacio en el que reinan las palabras, la creatividad y los encuentros con personas que hacen que las cosas sean mejores. Paréntesis me prestó unos prismáticos y me ayudó a superar (o a intentarlo) mi miopía, y un caleidoscopio para mirar con los ojos de un niño. Sobran las metáforas para decir que el Taller de Escritura Paréntesis supuso un cambio fundamental en mi vida y en mi idea de la escritura y las letras, muchos lo sabéis. Pero, claro, vuelvo al principio: decir Paréntesis es en realidad, decir Rafa Caumel… así que gracias por lo generoso que eres con nosotros, profesor.
Me gusta seguir llamándote profesor porque contigo nunca dejamos de aprender y al final se trata de eso.

También quiero saludar a algunos niños que han venido a la presentación y que ya andan enredando con las letras, escribiendo sus propios cuentos y sorprendiéndome siempre; es un honor que me dejéis acompañaros, aunque sea durante un rato, en ese camino tan bonito que habéis emprendido.
Respecto al libro, participo con 4 microrrelatos en cuyo proceso de escritura he disfrutado mucho y que son los supervivientes del necesario proceso de selección que realiza la editorial y que para mí es imprescindible. Ojo, que no digo inevitable, todos sabemos que sobran amigos que nos quieren y nos dicen que nuestros textos son buenos, y otros lugares en los que basta dar a un botón para publicar y donde ¡te dan hasta un ISBN! Todo un despropósito.
Algunos de los micros que propongo son nuevos y con otros ya venía tiempo peleando. No sé si han ganado ellos o yo, pero lo prioritario para mí es que os gusten, así que gracias por la oportunidad de susurraros algo breve en el oído.

Territorio líquido en Librería Luces

Por último, Rafael Caumel presentó la iniciativa Atónitos viajero, que encantó a los asistentes, y cerró el acto agradeciendo a todos el cariño que mostraban por el libro y los autores, y a librería Luces la cesión del espacio para la presentación.

Enlaces:

Noticia de la presentación

Este sitio web utiliza COOKIES para que tengas la mejor experiencia de usuario. Si continúas navegando, aceptas nuestra política de cookies y consientes su uso. Más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies